Uno de los efectos secundarios de una cirugía es la zona de sutura, que no en todas las personas se regenera de la misma manera. Los puntos de sutura, en muchas ocasiones, se retraen y se engrosan provocando una lesión más o menos profunda en la piel. Cuando una cicatriz profundiza, se tiende a extender a tejidos sanos próximos y retraer tejidos internos (fascias y músculos), modificando la biomecánica de la zona limitando movimientos o provocando disfunciones orgánicas, dependiendo de donde se encuentre la cicatriz.
Otro de los efectos secundarios de la cirugía viene derivado de la inmovilización. En la zona inmovilizada se provoca una disminución de las funciones normales del organismo, causando atrofia muscular debilitando el músculo y por ello aparecen contracturas y rigideces. Es común que una persona inmovilizada padezca osteoporosis, aumentando así el riesgo de que se produzcan fracturas. A nivel nervioso se contempla una disminución de la sensibilidad de la zona afectada, con lo cual, el equilibrio y la coordinación también se ven alterados.
Eliminar edemas, hematomas, y favorecer la regeneración de los tejidos gracias a la mejora de la vascularización de la zona operada.
Descargar la musculatura y relajar a nivel fascial para eliminar las tensiones generadas, con el objetivo de normalizar el tono muscular y ganar capacidad de movimiento.
Realizar movilizaciones y ejercicios activos para mejorar el recorrido articular y fuerza muscular.
Ejecutar ejercicios de fortalecimiento y propioceptivos (aquellos que nos preparan para salir indemnes de situaciones con susceptibilidad a lesiones musculares o ligamentosas) para integrar nuevamente los movimientos fisiológicos.
Deshacer adherencias provocadas por las cicatrices.
El tratamiento fisioterapéutico es muy importante para recuperar la funcionalidad de tu cuerpo después de una cirugía o inmovilización.