Las personas sedentarias tienen más posibilidades de padecer dolores musculares, ya que la falta de actividad consigue que los músculos y los tendones pierdan tamaño, fuerza, flexibilidad, se aplanen y se fatiguen con mayor facilidad. Cuando esto sucede, el sistema muscular corre el riesgo de sufrir contracturas, y éstas de convertirse en males crónicos.
Si las personas presentan factores de riesgo asociados a la edad, a la obesidad, a patologías de base, o cualquier lesión previa, es fundamental que la vuelta o el comienzo de la realización de la actividad física esté guiada por un fisioterapeuta que evalúe y guíe su trabajo.
Igualmente, la fisioterapia es beneficiosa cuando el sedentarismo se produce en personas que estuvieron, o están, inmovilizadas de forma involuntaria, o encamadas.
En definitiva, el movimiento es salud.
La fisioterapia contribuye a evitar el desgaste articular y atrofia muscular. El fisioterapeuta te facilitará la ejecución de ejercicios terapéuticos beneficiosos para tu organismo. Pero en todo caso, siempre es mejor evitar el sedentarismo.